Y en ese mismo instante, vuelves la vista atrás y te das
cuenta de que hace un año estabas en el mismo lugar, aunque con personas
diferentes. Personas nuevas que han ido apareciendo en tu vida por casualidad,
o por que el destino ha querido que hayan aparecido. Al igual que ha querido
que apareciesen estas, han desaparecido otras. Por cualquier razón. Por
insignificante que sea, el tiempo nos ha colocado donde merecemos. O en aquel
lugar en el que tenemos que esperar para encontrar el nuestro, o para que una
persona nos coja de la mano y nos lleve hasta el sitio en el que permaneceremos
toda nuestra vida. Aquel lugar, que será el nuestro. Y nosotros elegiremos a
las personas que queremos que estén a nuestro lado. Esas personas que sabemos
que no se irán nunca, que cada vez que esa maldita lágrima caiga por nuestras
mejillas, nos la seque y con un simple abrazo y un te quiero, desaparezcamos de
este mundo para que dicha persona nos lleve al suyo. Quizás más tarde, quizás
más temprano encontraremos el camino hacia ese nuestro lugar. El sitio en el
que nadie nos moleste, en el que podamos crear nuestro mundo, sin que nadie lo
construya por nosotros. Sin que nadie nos diga que hacer. Porque este es
nuestro momento. Tenemos toda la vida
para tener los pies en el suelo, pero solo este momento para mantenerlos en el
cielo. Así que amigos míos, disfrutad. Porque el día que tengamos la
cantidad de preocupaciones y cargos en nuestras vidas, ya no podremos disfrutar
del mismo modo del que lo hacemos ahora. Como dice una muy buena amiga mía:
VIVE
RÁPIDO, MUERE JOVEN, SE SALVAJE Y DIVIÉRTETE.