Mientras te miraba rezaba una y otra vez para que ese momento no terminara.
Había planeado muchas veces el momento en el que volviera a verte y a hablar contigo, pero como era de esperar nada salió como pensaba. Con una copa de más de las que me gustarían terminé la conversación siendo más sincera de lo que creo que te gustaría. No soy nadie para recordarte todo lo malo que pasaste a mi lado pero me encanta recordar todo lo bueno que pasamos juntos.
Se que no me merezco el tenerte cerca, ni siquiera como amigo, pero que no sea así me está haciendo más daño del que nunca pude imaginar.
Te vi de lejos y empecé a buscar la oportunidad para acercarme a tí, momentos más tarde cuando vi a tus amigos mi corazón se aceleró y por fin, tras uno de ellos te vi. Después de saludar a mis amigas llegué yo y no me paré a pensar si te apetecería hablar conmigo pero mi necesidad de tenerte cerca unos minutos aumentaba de manera exponencial. Te saludé y me puse como un flan. Hablamos de muchas cosas, ya no sabía por qué más preguntarte para seguir hablando contigo y poder recordar tu olor durante el mayor tiempo posible pero nunca es suficiente para hacerte recordar el mío. Te abracé y como he dicho te fui sincera, he dejado de mentir y de esconderme pero no soy nadie para forzar algo que no está en mi mano, sabes donde estoy y solo me hace falta una mínima muestra de lo que piensas sobre mí para luchar hasta el final o hacerme a la idea de que ya nunca más. Para mí será suficiente el poder hablar de vez en cuando y si te apetece una cerveza (como la que todavía te sigo debiendo). Me conformo con eso porque soy consciente de que la MJ de antes no se merece más, aunque me gustaría que me permitieras presentarse a la nueva. Mientras espero, contemplo las opciones que tengo y hablo con mi familia sobre ello. Desde que Marta no está y me separé de todos ellos las cosas van a peor, cuando creo que he encontrado mi sitio y que soy feliz, aparece algo para recordarme que nunca voy a volver a sentirme tan sumamente bien que cuando entraste en mi vida por la puerta de aquella biblioteca.
Volví y recordé todos y cada uno de los momentos que vivimos entre aquellos libros, subí a la azotea y volví a escuchar las canciones que metiste en aquellos CDs, tengo la imagen guardada en mi cabeza de todos los posits en la escalera, de aquella rosa roja entre tus manos y ambos están a buen recaudo en una caja que siempre abro cuando vuelvo a casa. Recuerdo el concierto lo que llegamos a volar aquel día, el libro de poemas y una canción desesperada que ya no es poesía sin nosotros, mi libro favorito en el buzón de casa y aquella carta que cada noche vuelvo a leer para recordarte una vez más...
Y después recuerdo todo el daño que te hice. No puedo arrepentirme más de cada lágrima que te hice derramar aquella noche y todas las siguientes que yo no vi. Si pudiera volver el tiempo atrás te diría tantas cosas que nunca fui capaz de atreverme a decirte... Todos y cada uno de los problemas que me han sucedido después de nosotros me han enseñado que no puedo volver atrás y arreglar mis errores pero sí puedo empezar a ser quien quiero ser, puedo intentar ser feliz con todas y cada una de las pequeñas cosas que me rodean y que si te apetece me gustaría enseñarte. Me gustaría ayudarte a recordar que como siempre te he dicho, las cosas buenas nunca cambian y las malas siempre pueden cambiar a mejor. No te pido ni prometo nada porque eso ya forma parte del pasado de aquella inmadurez que algún día me invadió, solo te escribo para recordarte que sigo, estoy y espero aquí.
Como las cosas buenas nunca cambian,
nuestros siempres nunca tuvieron fecha de caducidad.
Recuérdame.