Hace un año por estas fechas, estaba en el mismo sitio que ahora, pero totalmente diferente. Es como si no hubiese cambiado nada y a la vez hubiese cambiado todo. Sigo siendo la misma. No creo en esa expresión de "año nuevo, vida nueva". Por mucho tiempo que pase, todo depende de nuestro estado de ánimo y la manera en la que nos tomemos las cosas porque vamos a seguir teniendo la misma vida.
Dije que 2016 iba a ser diferente, que iba a cambiar y parecía que había empezado bien pero, como siempre, termina mal. Pero sin embargo si me paro a pensar, estoy en el mismo punto de siempre, sentada en el mismo banco y esperando lo mismo y a la misma persona. Aquel día llegó, por suerte, pero no creo que esta vez llegue a mí.
Siempre me han dicho que a la suerte hay que ayudarle, pero no me creo capaz de hacerlo porque no creo capaz a la suerte de acercarse siquiera a mí.
Tenía muchisimas ganas de que llegaran estas fechas. Son muy importantes para mí porque es el reencuentro familiar, de amistades que llevo incluso años sin ver, es maravilloso. No entiendo a la gente que dice que no le gustan estas fechas, aunque lo respeto, no entiendo como me gustan tantísimo y ellos las odian.
Puede ser que me haya distanciado de mucha gente, pero si ellos son a los que llamo "amigos" no debería ocurrir nada. Es fantástico el reencontrarse con alguien después de meses y que esa persona siga igual que siempre contigo. Lo he sentido en mis propias carnes y en ese momento descubres que l@s vas a tener para siempre y que, aunque el tiempo pase, todo va a ser igual.
He revisado las entradas de hace un año y me hace gracia porque, en cierto modo, no he cambiado absolutamente nada. Lo único que he hecho en vez de avanzar y crecer, he retrocedido. O eso creo.
Hace una semana cuando la ví aparecer detrás del sillón no me lo podía creer. Casi 5 meses sin verla, acostumbrada a tenerla todos y cada uno de los días conmigo. La abracé como creo que no he abrazado a nadie nunca. No nos hizo falta decir nada. Simplemente la abracé. Las lágrimas no paraban de salir de mi corazón, supongo que de emoción, de añoranza. Pero aún creo que no se ha hecho una idea todavía de lo que la he echado de menos y cómo duele pensar que en una semana vuelve a irse, para 6 meses. Si he aguantado 4 meses a regañadientes, ¿cómo voy a poder aguantar sin verla dos meses más? Y lo peor, no es eso. Lo peor es que tras esos seis largos y tortuosos meses y tras jugarme mi futuro, un mes más tarde de que ella vuelva, me voy. Durante once meses enteros. Finlandia. No sé si me asusta más el no conocer nada del país, ni siquiera su idioma, ni costumbres, ni forma de vivir... Nada. Puedo tener suerte, o simplemente que vaya muy mal y ahora mismo estoy en la segunda opción. Mi familia me apoya como siempre pero no me parece necesario. Tengo que concienciarme y aún así dudaré cuando llegue el día. Todo el mundo me dice cosas buenas del país, o que me van a echar de menos pero creo que no son conscientes de la cantidad de cosas que van a pasar aquí estando yo, la cantidad de cosas que me voy a perder y lo mal que lo voy a pasar allí.
Mi futuro está en mis manos y no tengo ni la menor idea de cómo voy a salir sana y salva de todo este proceso. Creo que cuando llegue al final no me lo voy a creer. Creo que tiene que llover mucho para que yo llegue a sonreír como lo hacía cuando tenía tres añitos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario