lunes, 18 de septiembre de 2017

1 mes.

Joder, sí que hace tiempo, ¿no?

Ha llegado el momento de volver y como siempre, bajo el subsuelo.
Esa montaña rusa que decía que era mi vida, ahora se ha empinado más y ya no veo el suelo desde aquí arriba. El problema no es no verlo, el problema es que me acecha la caída. Que la cuerda que sujeta mi vida se está rompiendo y no creo que aguante mucho más.
Ha llegado el momento de ser sincera y decir lo que siento, como siempre escribiéndolo en este papel porque no me quedan paredes a las que gritarle que necesito a alguien. Me quedan este boli y este papel donde escupir todos estos sentimientos que llevo guardando por no poner mal a mi familia y a todos los seres queridos que sé que se preocupan por mí.
Ha llegado el momento de renovar y tirar todo aquello que no me sirve, de ser feliz por y para mí. Tratando de hacer felices a aquellos que provocan lo mismo en mí, cuidar porque querer quiere cualquiera.
Vengo a soltar todo aquello que no solté la última noche de verano que no era consciente de que me quedaban 365 días tan lejos de todo aquello.
Aquella noche, me sentí llena. Completa. Tenía alrededor de la mesa todo lo que necesitaba en mi vida exceptuando cinco personas más. Tenía aquellas dos personas que cada vez que recuerdo sus miradas en aquella despedida se me parte el corazón. Tenía a los pilares de mi vida que son los que han hecho que hoy sea como soy. Tenía al amor de mi vida a mi lado. Y tenía a aquellas dos personas que yo siempre digo que las quiero más que ellos a mí pero no hay grado de amor para cuantificarlo.
Hoy como cada noche me acuerdo de ellos y les digo que los echo de menos. Que necesito un ay de los nuestros, un beso a cinco bandas, una pelea entre marta y papá, una mamá intentando pacificar el momento y a laura pidiendo silencio porque no se entera de lo que están diciendo en CSI. Necesito un beso de los nuestros, que sabes que sólo siento yo y que sólo sientes tu. Necesito un baño contigo, un qué me has hecho, un qué voy a hacer yo sin tí y un te voy a echar de menos.

Creía tener bastante asimilado que esto iba a dejar huella en mí y que iba a echarlos de menos, pero se me ha ido de las manos ya y sólo llevo aquí un mes. Estoy cansada todo el tiempo, necesito mimos siempre y aquí nadie nunca está dispuesto a darlos y no creo que si los dieran fueran como los que yo necesito, pero al menos sería algo. Creía que ocupándome no iba a pensar tanto en que los echo de menos pero es imposible. Es realmente imposible.

Me he repetido tantísimas veces que aproveche, que esto solo pasa una vez, que no voy a volver a tener esta pedazo de oportunidad de estar en Finlandia, estudiar su idioma, conocer muchísima gente, poder hacer de profesora de danza, ir a todas las clases de danza gratis que me han brindado en una academia sin siquiera conocerme, tener una nueva familia y hacer que formen parte de mi vida...
pero no puedo parar de pensar en que mientras yo estoy aquí lamentándome, porque me es imposible no hacerlo, el mundo sigue girando y aquellas vidas que dejé a 3.300 kilómetros siguen su camino sin mí. Que llegará un momento en el que se acostumbren a vivir sin mi, a no ponerme un cubierto en la mesa, a no darme un beso de buenas noches que siempre he necesitado, a no llevarme al conservatorio, a no cuidarme cuando esté enferma, a no besarme, a no abrazarme, a no tenerme...
Soy drástica y dramática y todo lo exagerado que se pueda decir, pero he llegado a ser tan sumamente feliz este verano con todas y cada una de las personas que me rodeaban, que no quiero que eso cambie. Quiero volver y que todo esté igual. Que mis abuelos sigan conmigo, que tenga a las mejores amigas del mundo siempre que las necesito, siempre que me necesiten y cuando no, también, que Marta me diga que deje de ser tan peguntosa pero luego esté siempre siempre siempre para darme un abrazo cuando lo necesito, que Laura me pegue palmetazos en el culo y que no le guste que me enfade y luego se los devuelva y se enfade conmigo pero siempre siempre siempre va a ser mi ejemplo a seguir y junto con Marta, el pilar de mi vida; Que mis padres sigan preguntándome todo tipo de cosas y yo siga respondiéndoles la verdad porque me han enseñado que la base de cualquier relación es la confianza, me han enseñado a ser persona, a querer, a perdonar y a no empezar una pelea pero sí terminarla, a que papá me de esa cadena de besos que tanto nos gusta y que me sobetee todo lo que quiera porque me encanta, a que mamá se tumbe en el sofá después de todo el día trabajando y simplemente tenga esa carita de masaje de pies y que se lo dé así porque sí, porque me apetece verla descansando, que le de esos besos de vaca que tan poco le gustan y que me busque después para vengarse de la misma manera; Que David esté para apoyarme siempre, que sea tan sincero como es siempre conmigo, que confíe en mí y yo en el tanto como lo hacemos, que no tengo miedo de decir que se ha convertido en el amor de mi vida en cuestión de meses, que me ha hecho sentir más que nadie, que confío en el como en mi familia, que su familia me haya aceptado como soy en la misma y que sean tan buenos conmigo como lo son...
Son muchísimos factores que me han hecho tan feliz y que ahora echo muchísimo de menos.
Pero sólo quiero recordar que tengo billete de vuelta, que no es un adiós sino un hasta pronto, que las lágrimas caen y nosotros nos levantamos, que volverán a caer pero serán diferentes, nunca las mismas y nosotros no seremos nunca los mismos.

Ni yo tanto que digo seré la misma, pero vuelvo.

Lo repetí muchísimas veces en verano y ahora no va a ser menos.

Os lo dije hace un mes y os lo repito, vuelvo, esperadme un poco más.

Os quiero.

18/09/2017

No hay comentarios:

Publicar un comentario