martes, 26 de septiembre de 2017

Si..., ¿y qué?

Desde aquel primer día, que tuvimos aquella conversación, en aquel lugar supe que habías dejado huella más de lo que imaginabas, en caso de que lo hicieras.

Si siquiera hubiera imaginado todo lo que nos esperaba por delante, me hubiera dejado encontrar mucho antes.

Si hubiera sabido que correrías tras de mí a las siete de la mañana después de toda la noche bailando, hubiera guardado ese día en una cajita para poder rebobinarlo cada noche y poder recordar aquella sensación que me persigue desde que entraste en mi corazón.

Si hubiera sabido que ese beso iba a calarme tan profundo, lo hubiera saboreado un poquito más.

Si hubiera sabido que estos meses se iban a pasar tan rápido...

Si hubiera sabido que llegabas, no me hubiera ido.
Pero si no me hubiera ido, tal vez, ni siquiera hubieras llegado.

A cuatro meses de nuestra noche, me gustaría recordarte aquel día. 

Aquel día que empezó con la ilusión de la graduación de mi mejor amiga, la ilusión de hacer de ese día uno de los más felices de su vida, o el que más. La ilusión de volver a mi verdadero instituto y la melancolía de no haber terminado dos de los años más importantes en él y con ella. La ilusión de graduarme en el mismo instituto que los dos pilares más importantes de mi vida. La ilusión de maquillarla, de peinarla, de hacerla sentirse como una princesa, de hacérselo pasar tan bien, que recuerde ese día todos los días de su vida, algo que por desgracia, no ocurrió en la mía. Me sentí como una princesa, porque tengo, por suerte, la mejor familia del mundo. Pero no es mi caso, es el recuerdo de aquel día.

Esa ilusión me llevó a no separarme de ella en todo el día, fui con ella a la explicación de la graduación, a ver a su madre, a comprar, a todo. Y después, quería ir a tomar algo con Ángel y los acompañé cuando dijo que se lo podían decir también a David, y por qué no, habíamos pasado muy buen rato en cruces y en su cumpleaños y teníamos bastante confianza como para hablar de cualquier cosa. Sin saber por qué, teníamos la suficiente confianza como para todo.

Después de lo que para mí era una cerveza reglamentaria, ellos se terminaron las 3 cervezas que para ellos son las reglamentarias y a partir de ahí ya...O así me lo explicaron.
Después de ellas con su tapa compañera, me fui a casa a comer con mi abuela, fui a casa de mi mejor amiga, la maquillé y se vistió y fui a arreglarme yo. Me daba igual si no me daba tiempo a estar perfecta, obviamente quería estarlo, pero no era mi ocasión, no era yo la que tenía que brillar, era ella y aunque no era consciente todavía, él también.
Después de verte subir a aquel escenario aquellos segundos, supe que iba a recordar aquel día mucho tiempo.

Tras aquella increíble ceremonia, llegó las cervecitas de Pepe. Hablando con todo el mundo, fotos con todo el mundo, alegría, risas y Loli. Yo muerta de vergüenza y Loli hablándome, lo que tampoco sabía era que aquella mujer tenía mi corazón en sus manos y lo había tenido en su vientre hacía 17 años y 364 días. Increíble mujer, magnífica, brillante, cariñosa... No hay palabras que existan para definirla, bueno, sí. Madre.

Por consiguiente, la cena, vino aquí, lambrusco allá, jarrita de cerveza... paseito por allí paseito por allá, ganas de encontrarte...

Y después de la cena, el salir a tomar el aire. Lo mejor que pude hacer aquella noche. María, como si lo tuviera todo calculado, empezó con las fotos. 'Hazme una foto con mi mejor amigo MA' me dijo, y por supuesto, se la hice. 'Y ahora con mis mejores amigos' y por supuesto, nos la hicimos. Y por último, 'y ahora mis dos mejores amigos'. Después de aquella foto y de que María desapareciera, nos pusimos a hablar. Llegó un momento en el que no quedaba nadie fuera y no me había dado cuenta de que estábamos solos.

Después de hablar un rato y quedarnos sin conversaciones por sacar nos metimos en el hall, nos sentamos con los que estaban allí y hablamos y reímos hasta que nos quedamos solos.
En ese momento me dí cuenta de que no había persona en la que confiase más que en tí. No había persona que me hubiera demostrado más en tan poco tiempo ni me hubiera abierto su corazón en las manos para ver todo lo que sentía.

Te dije, con todas las letras que no recaería y tú sabiendo que no lo haría, o con la esperanza de que no lo hiciera te apostaste 4 chupitos conmigo porque para apostarme un cubata, no me apuesto nada.
Sabía que no lo haría, por ti, por mí, por ella, o por la de veces que he hecho el gilipollas.
Después de enfadar a una ''amiga'', y con ello, a tres, bajamos a bailar. Después de ese cubata, de irte en el autobús antes que yo y después de no separarme de mi mejor amiga, nos fuimos. Aquel zulo que tanto me dió en una noche.

Creo que entre los malos chupitos que contigo fueron los mejores que pude probar en mi vida, tequila del malo... y el que no quisieras bailar conmigo, todo estaba más que claro.
Me voy a saltar la parte en que intentan arruinarnos la noche porque después de sentir tanto en una noche tan perfecta, eso ya no cabe. Te dije que no recaería y te lo prometí y te recordé que cuando prometo algo, es de verdad. ('Te prometo que haya quien haya, y se interponga quien lo haga, vuelvo cariño. Volveré a por tí.' Te recuerdo)

Después de la fiesta siempre vienen los churros, con sabor amargo por desgracia y con ello el final de la noche y la despedida. Dos besos, dos besos que me supieron a poco. A despedida, a ya no vamos a tener más oportunidades como esta, a miradas que dicen ven, que te quedes, que no te vayas. Hazme caso, yo sé de esas.

Despedida y para casa rogando que me diera la vuelta y que vinieses tras de mí, pero después de girarme y ver como te ibas, simplemente seguí andando. Hasta en el momento en el que escuché a alguien corriendo detrás de mí, casi iba a girarme cuando noté una mano en mi brazo que me dió la vuelta, mi corazón iba a mil por hora, me miró a los ojos y me besó. Sin siquiera tener tiempo de reaccionar te besé porque sabía que eras tú, porque no había otra persona que pudiese besarme de esa manera y que después de aquel beso me dijera que llevaba esperando este momento toda la noche. Aquel beso fue mio. Aquel momento fue nuestro. Y a partir de aquel sentimiento, somos nuestros.


Desde aquel momento no puedo dejar de pensar en tí. En lo que me hiciste sentir aquel día y lo que ha crecido desde que empezó nuestra aventura juntos. Digo aventura porque no he dejado de descubrir cosas a tu lado. Cosas de mí, de tí, de la confianza, de la pareja, del amor y sobre todo, de lo que se puede sentir simplemente viendo a esa persona durmiendo a tu lado, y soñando con que se pare el tiempo y que no nos separemos nunca.

Cada noche, cada día, cada mañana, cada tarde juntos ha sido un momento imprescindible en estos meses y sé que no es mucho tiempo, pero es que hablando de nosotros no hay reglamentos. Habiendo estado muy poco tiempo juntos nos separamos a 3300 kilómetros,

¿y qué?

sin ni siquiera llevar un mes juntos ya conocías a mis padres y le ayudabas a mi madre a sacar la compra del coche,

¿y qué?

si llevamos planeando el futuro mes de junio los 4 meses que llevamos juntos,

¿y qué?

si he sentido el cariño de tus padres más que si quiera mis propios tíos,

¿y qué?

si te quiero,

Y qué más da lo que digan, si te quiero
y qué más da quien se interponga, si te quiero
y qué más da cuanto tiempo pase, si te quiero
y qué más da dónde estaremos, si prometí que vuelvo
y te quiero.

Feliz noche.

26/09/2017

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