domingo, 4 de octubre de 2020

¿Se puede vivir de los sueños?

He vuelto a imaginarnos en ese reencuentro que tantas veces he soñado. He pensado en qué te decía, en si me saldrían las palabras y en si rompería a llorar o sería capaz de aguantar. He vuelto a imaginarte a mi lado, con esa sonrisa que tanto te caracteriza y con tus bromas y sarcasmos. 
En sueños te digo que me debías una cerveza y que yo te debía otra. Que quiero enseñarte Valencia, que conozcas mi rincón favorito de la ciudad y hacerlo nuestro. Presentarte a la persona que hoy en día es la más importante de mi vida que me ha sacado de más agujeros negros de los que recuerdo. Presentartela a ella, y a la persona que le hace feliz. 
Él me recuerda a tí. 
Como la mira, como le habla, como la quiere, como me dice que quiere hacer todo lo que esté en su mano para que nunca esté mal, como me cuentan su reencuentro, como el que tanto sueño contigo. Soy feliz por ellos con el simple hecho de mirarlos. De sentir que son reales, y que se merecen lo mejor del mundo. 
Te he pedido tantas veces perdón en sueños que he perdido la cuenta de las conversaciones nunca habladas contigo. He escrito, borrado, vuelto a escribir y vuelto a borrar más mensajes de los que puedo recordar. Me sé tu número de teléfono de memoria por si algún día decido dejar de mirarlo y darle por fín al botón verde, para simplemente escuchar tu voz. 

Me prometí, y te prometí que siempre que te recordara volvería a escribirte una vez más. Te prometí que no volvería a mentirte, y te puedo decir que no siempre que te he recordado te he escrito, por no recordarme a mí que no quiero olvidarte. 
Una vez me dijiste que sabías que podías vivir sin mí pero que no querías y no sabes como me arrepiento de no haberte querido bien, de no haber disfrutado como haría ahora mismo. Solo quiero mirarte a los ojos y decirte que echo de menos tu risa, tus abrazos y que ojalá te enamores de alguien que te quiera bien, porque por mucho que te quiera a mi lado se que mereces alguien que te haga feliz de verdad. 
Yo seguiré aquí diciéndote en sueños que te prometo que te cuidaré aunque no me veas, aunque no lo sepas te prometo que estoy y que siempre que me necesites para lo que sea estaré, porque te quiero y estoy enamorada de tí. Nunca lo he dicho en voz alta, nunca he sido capaz de admitir amar a alguien pero ahora necesito decirlo, necesito que lo oigas, que me oigas decirlo. Ojalá mereciera tu cariño y ojalá mereciera si quiera una última oportunidad para demostrarte que de verdad que nuestros para siempres no tienen fecha de caducidad, que quiero marcar la diferencia y enseñarte que lo malo ha cambiado a bueno y que lo que antes era bueno ahora es aún mejor. Ojalá pudiera enseñarte todas y cada una de las palabras que brotan hoy de mi corazón, ojalá tenerte cerca solo para rozar tu piel o mirarte a los ojos, ojalá. 

Me moriré de ganas de decirte, que te voy a echar de menos. 

Mientras, seguiré soñando con que algún día me leas. 

domingo, 13 de septiembre de 2020

Sueños imposibles.

Te escribo de nuevo cada vez que te recuerdo, cada vez que te sueño por si vuelves y me lees. Por si me recuerdas y vuelves. 

Necesito volver a soñar. 

Por favor, escucha. 

viernes, 4 de septiembre de 2020

Razón.

 Tenías razón desde el principio, 

nadie me conoce mejor que tú. 

Nadie. 

martes, 25 de agosto de 2020

Sí, pero no.

 Cuando parece que te tengo entre mis brazos, te esfumas, como siempre. 

Desapareces como la felicidad que rozas, pero nunca es suficiente y se desvanece. 

Igual que cuando éramos pequeños y salíamos al parque a jugar, nunca queríamos que aquel momento terminara, pero siempre llegaba el momento de la despedida para más tarde sorprendernos con un reencuentro. 

Eso me pasa a mí contigo. Estás, me haces sentir que he encontrado el lugar al que pertenezco, me haces ver que he llegado al sitio que tanto tiempo llevo buscando; pero tras ese hermoso momento, siempre llega la despedida. Esa amarga despedida que nos pone los pies en la tierra como enseñándonos que todo era una gran mentira. Simplemente un efímero momento que como siempre, termina. No nos da un atisbo de esperanza de que vaya a volver, porque cuando crees que lo tienes, siempre escapa. 

Eso me pasa a mí contigo, amor. Pones a alguien en mi camino que en poco tiempo se convierte en alguien importante para mí, pero nunca se descifrar tus señales para saber si es para mí o no, si pertenezco a ese lugar o si vas a llevarme de vuelta al punto de partida. 

Me dañas. Cuando admito que parece que he llegado a un punto de inflexión entre tú y yo, cuando parece que te tengo cerca, que casi puedo rozarte, cuando casi la felicidad nos acompaña, te desvaneces y ella contigo. Desapareces como si nada tuviera sentido, como si no mereciera la pena esforzarse por algo que me cala tan dentro, aunque después de todo él piense que no. 

Me despistas. ¿Cómo sabré si eres real? ¿cuándo sabré si estoy a tu lado o no? Las personas realmente importantes para mí dicen que apareces y que sabré que estás, que puedes tambalearte, pero que cuando llegas, eres el definitivo y nunca habrá más. ¿Es así amor? ¿cómo sabré si esas palabras son ciertas? Solo he descubierto un sentido de tu significado, pero no he descubierto el sentido que siempre hay en alguna de esas películas antiguas, con las que tantas veces he soñado. Cada vez que me reflejo en alguien me descubro imaginando qué sería de mí sintiéndome así. 

¿Significa esta reflexión que aún no has llegado a mí? No sé si es más difícil entender a las mujeres o los hombres, pero lo que sí he experimentado en mis propias carnes es el hecho de entenderse a uno mismo, de conocerse, de saber lo que se quiere en tu propia vida y lo que no tolerarías nunca. Lo más jodido de todo ha sido mirarme en el espejo y reconocer un rostro que no encaja con la personalidad que creía reconocer, porque no hay personalidad definida. Esta es mi opinión, pero tengo personas a mi alrededor, que por alguna razón no se alejan de mí y en este caso me hace pensar que algo estaré haciendo bien. Definida o no, siempre he intentado mostrarme tal y como soy, lo que me nace, eso soy. Sin saber si es lo correcto sigo caminando y viendo lo que aparece ante mis ojos. 

Personas, libros, experiencias, cada una de estas palabras guarda un mundo como significado, puedes decidir adentrarte en cada una de ellas o simplemente sobrevolarlas sin dejar rastro. ¿Te merece la pena? ¿Merece la pena ver a alguien que pasa por tu vida y no conocerlo? ¿Crees que la merece leer algo sin aprender de ello? ¿Y vivir una experiencia sin que signifique nada para tí, sin que encuentres aquello que tiene que te puede cambiar la vida? Para bien o para mal, cada cosa en nuestra vida nos influye para seguir un camino u otro, pero amor, intento encontrar el tuyo y parece que todavía no he entendido que hasta que tú no quieras mostrármelo no seré capaz de encontrarte. 

lunes, 20 de abril de 2020

Amistad.

Nunca antes había conocido el significado real de amistad. 

Utilizamos el término amistad como algo sin valor, algo que no tiene significado real y que cuando lo relacionas con una persona de un momento a otro ese sentido que le damos puede desvanecerse. 
Pero contigo todo es diferente. 
No voy a olvidar nunca cuando te dijeron que "hables de una persona que conoces de tan poco tiempo como tu mejor amiga son palabras mayores" y me reí. Me reí porque me di cuenta de que por fin tengo a alguien a quien realmente puedo llamar amiga y que esa gente que habla sigue sin conocer el verdadero significado que nosotras le damos. 
Te conocí en un momento crucial de mi vida, en el momento adecuado y tú la persona adecuada. Al principio no teníamos la confianza que tenemos ahora como es obvio, pero ni siquiera nos esforzábamos en crear algo que sabíamos que pasaría con el tiempo. 
Y aquí estamos, tres cumples más tarde, felicitándote por tus 20 añitos y enorgulleciéndome de poder llamarte mi mejor amiga. Porque sabes que lo eres, sabes que eres más que eso porque yo creo que en otra vida fuimos hermanas y nos hemos encontrado en esta para serlo. Me encantaría poder enseñarle al mundo que la lealtad no se fuerza, simplemente ocurre. Lealtad, humildad, sinceridad. Porque a pesar de que no estemos de acuerdo con todas las decisiones que tomamos, nos apoyamos y Carlita, eso me parece precioso. 
Gracias a tí he aprendido a cómo defenderme de lo que me hace daño un poquito mejor, de alejarme de aquello que no merece la pena, a valorarme (un poquito) como lo que soy, a quererme, a respetarme... y espero que hayas podido aprender algo de mí aunque no sea mucho. 
La primera vez que te ví después de nuestro año juntas en Finlandia supe que íbamos para largo. No podía permitir que la amistad tan sumamente bonita que habíamos creado se fuera al traste por estar lejos una de la otra. Lo mejor de todo esto, fue descubrir y que tú también querías mantenerme a tu lado. Descubrí que cuando quieres, puedes, que la vida nos regala momentos inolvidables y experiencias que nos van a acompañar el resto de nuestra vida. Por eso hoy, en un día tan especial como hoy quiero felicitarte por tus 20 años, por los 3 que llevamos celebrándolos juntas (aunque este año no sea posible estar tan cerca, lo importante es sentirnos cerca), por un día más aguantándome y por un día más apoyándome. 
Nosotras no necesitamos palabras para demostrarnos que estamos y estaremos, no necesitamos que haya aun día especial para saber lo importante que eres para mí, pero en los días especiales no está de más recordarlo. 
Cada foto juntas tiene una historia detrás, una conversación, un cariño inigualable, un apoyo, un ánimo, una palabra que alivie o que duela pero siempre sincera. 
No sabía que podía llegar a sentirme tan respaldada por alguien hasta que después de un tiempo conociéndonos miré a mi alrededor y supe que siempre serías a la primera persona que acudiría en cualquier situación que ocurriera en mi vida, buena, mala o regular, siempre estás y eso para mí es grandísimo. 
Espero estar a la altura, espero que recuerdes (porque sé que lo sabes) que siempre voy a estar a tu lado, siempre que tú me quieras ahí. 
Gracias por hacerme ver que yendo juntas de la mano, todo es más fácil. 
El último mensaje que me enviaste anoche fue: 
- Me tienes aquí, vale? 

No te doy todo lo que te mereces, pero tenemos todo el tiempo del mundo para demostrarlo. 
Felices 20 reina, por lo que somos y lo que nos queda. 

Te quiero muchísimo. 

sábado, 18 de abril de 2020

Me niego.

Me niego a sentir tanto y que todo quede encerrado en un cajón. 
Tú y yo no somos sólo palabras, nunca lo fuimos. 

[Borrador 18/04/2020]

Me he aferrado tanto tiempo a tu recuerdo, que he perdido la cuenta de las veces que he revivido nuestros momentos.
Cierro los ojos y te veo allí, en mi sitio favorito, con mi flor favorita y un sobre el cual te había llevado a hacer cosas que nadie había hecho por mí antes.
Recuerdo perfectamente que llevabas el pelo un poco más largo que la última vez que te vi, pero lo que no había cambiado era tu mirada. Me mirabas de esa manera tan especial, como siempre, con la cabeza ladeada y el brillo en los ojos de la emoción.
Recuerdo que estaba en casa de mis amigas aquel día, me llamaste diciéndome que creías que te habías dejado las llaves en mi azotea la última vez que fuimos (en esa época íbamos bastante), y que necesitabas que fuera a ver si las veía. Eso incluía subir por las escaleras. Obviamente jamás pensé que pudiera ser una sorpresa, con lo poco que a mi me gustan...
Subí aquellos cuatro pisos con la emoción en el pecho y el corazón latiéndome más rápido que nunca. Leí cada uno de aquellos posits, que todavía guardo en la caja de nuestros recuerdos, cada uno recitaba una canción. Conforme subía más ganas tenía de que se parase el tiempo y que aquel momento no acabara nunca. Me sentía feliz, aquel día fui feliz.
El que mejor recuerdo es el último, "I'll love you for a thousand more". Nuestra canción, tú y yo, aquel nosotros que tan feliz nos hizo.
Tras releerlo y perder la cuenta de nuevo de las veces que lo leí, abrí la puerta y te ví con esa rosa en la mano, tu sonrisa y con un simple "Felices 17, ricitos" te quise un poquito más.
Te besé y ahora no sé en qué momento se me ocurrió parar de hacerlo.
Por eso cuando cierro los ojos te veo en el mismo lugar (aunque ya no estés), con la misma mirada (aunque ya no me mires así), con el mismo valor que tenías en aquel momento el cual se que conservas y simplemente te extraño. Extraño tu olor, extraño como mis manos se perdían debajo de tu camiseta y llenaban tu espalda de caricias. Esa espalda... tu espalda, puede contar historias hermosas que sólo tú y yo sabemos.
Recuerdo aquella ducha juntos, cuando comencé a escribir palabras en ella para que las adivinaras. Tú me decías que eras malísimo con esos juegos y yo que lo intentaras, que sabía que podías hacerlo. Cuando adivinaste un par de ellas y la segunda fue una declaración de amor simplemente te giraste, me miraste, cogiste entre tus manos mi cara y me dijiste, te quiero nena. Después solo alcanzo recordar besos de amor que jamás se van a borrar de mi memoria.
 Qué pena no haber sabido apoyarte mejor todo este tiempo.

lunes, 13 de abril de 2020

Miedo.

Tengo miedo de que te olvides de mí, de que todo se borre y ya no sea nada para tí.

domingo, 5 de abril de 2020

¿Cómo?

¿Cómo una mirada puede guardar tanta tristeza, tanto dolor, tanto daño sufrido por alguien que no merece la pena?

Todo comienza cuando le das todo lo que tienes a una persona. Dicen que el amor da a la otra persona la capacidad para destrozarte después, pero no dicen nada de la amistad que puede partir más corazones de los que el amor nunca ha destrozado. 
Me hicieron añicos con tan solo un par de palabras. 

Lo peor de toda esta situación son las expectativas. Las expectativas de por fin haber llegado al sitio que siempre soñé, con el tipo de personas que siempre soñé, pero todo se tuerce. Sin saber por qué todo viene en mi contra. Dicen que el amor es ciego, pero eso lo dicen porque no saben lo que es la amistad (o lo que conocemos como ello). El confiar en alguien con todo tu ser te lleva a que esa persona pueda con solo dos palabras hundirte hasta que no ves luz. 

Es una mierda llegar a ese punto, el sentirte tan vacío que no creas que queda nada dentro de ti, el odiarte a ti misma, por ser como eres, por decir lo que dices o por sentir lo que sientes. Dos no se pelean si uno no quiere, pero dos no arreglan las cosas si uno no quiere. A mi no me han enseñado que a la gente buena le pasan cosas malas. Como mi madre dice, piensa positivo y te pasaran cosas positivas. Lo siento mamá, lo he intentado, pero como perfectamente se, todos tenemos un límite y yo he llegado al mío. 
Las consecuencias de nuestras decisiones las tenemos que acatar nosotros, pero en las circunstancias en las que estamos, ¿me pueden hundir más? Yo creo que no. 

He conocido a gente maravillosa en mi vida, pero puede ser que mi destino no fuese quedarme a su lado. He conocido a gente que yo creía que era maravillosa y descubrir que no lo son, duele muchísimo. Estas expectativas de las que hablo son las que más daño hacen, porque tener todo pensado, todo lo bueno y que alguien venga a decirte que las cosas no son así, que no puedes ser feliz porque no lo vas a ser más que ellas, porque no te lo mereces cuando no les has hecho nada malo, personas en las que confías o confiabas, eso es dolor. Esperar algo de alguien que quieres y que no lo haga, te destroza. He cometido muchos errores en mi vida y uno de ellos fue separar de mí a la persona que siempre me lo dio todo, he intentado pedir perdón, pero me he dado cuenta de las cosas demasiado tarde. Por eso ha llegado el momento de separarme de todo lo que me hace daño y si eso conlleva separarme de la gente que ahora está a mi alrededor, lo haré. No se si conseguiré lo que espero, pase lo que pase, lo habré intentado con todas mis fuerzas y según lo que reciba, me dolerá la verdad más o menos. 
Muchas veces la verdad hace más daño que bien, pero a la larga nos enseña a enfrentarnos a las cosas con otro punto de vista, esto dicen que es madurar y por eso desde que tenía tres años siempre he dicho que de mayor me gustaría ser pequeña. 

lunes, 13 de enero de 2020

Rutina.

Las vueltas a la rutina son una mierda.

Llevo ya año y medio aquí y cada vuelta desde casa es más difícil. No me gustan las despedidas, siempre lo he dicho, pero las despedidas con mi familia es lo que peor me hace sentir. Pensar que puede ser la última vez que vea a una de las mujeres de mis ojos aunque no quiera ni imaginármelo... duele. Despedir a los pilares de mi vida, sin ellos no estaría donde estoy hoy ni física, ni mental, ni emocionalmente. Gracias a ellos me hago un poquito más fuerte, pero yo no sabía que el proceso era tan duro. El salir de la zona de confort se hace más difícil de lo que pensaba.

Si de mí dependiera hubiera parado el tiempo en Córdoba, aquel maravilloso año donde me sentí tan plena. Aquellos momentos en los que no me sentía sola si tenía a alguien al lado. Sé que estos años me van a hacer crecer como persona y ya lo están haciendo, pero el simple hecho de sentirme así me hunde un poquito más.
El escribir me ayuda a que parezca menos, igual que eso que dicen que si decimos los problemas en voz alta parecen menos problemas, así. Aún así esto no me acerca a casa, ni a los abrazos de mi madre, ni a los besos de mi padre, ni a los ladridos de Georgia.
Les debo a todos y cada uno de ellos toda mi felicidad y ninguna de mis penas. Son ellos los que me sacan de estos pozos que creo yo solita. Son ellos por los que soy fuerte y me mantengo en pie. Siempre hay alguien que tiene más problemas que uno mismo, enfermedades, pérdidas de seres queridos, falta de recursos... Tengo la suerte de por ahora, no haber vivido demasiados. Mi familia me ha abierto todos y cada uno de los caminos que hoy tengo para escoger. Desde bailar hasta convertirme en veterinaria. Cada uno de los granos de arena que forman parte de la montaña donde hoy me encuentro la han labrado ellos junto a mí. Para que siempre obtenga lo mejor.

Después de unas maravillosas navidades me doy cuenta de que tengo mucho que valorar, tengo muchísima suerte de tenerlos cerca, de que seamos una familia tan unida y nos apoyemos en cada paso que damos. Aunque esto no signifique que lo hagamos todo bien. La perfección está en eso, supongo, en saber rectificar y reconocer los errores. Yo he cometido muchísimos y uno de ellos es no haberlos valorado cuando he tenido que hacerlo, pero hoy en día me doy cuenta de que son lo único que importa. Como dice mi madre, importancia a lo importante.

Estamos de paso en la vida, que hoy estamos aquí y mañana no lo sé, pero pase el tiempo que pase lucharé por lo que quiero para mí, para los míos y para mi familia. Quiero crecer cada día para estar un pasito más cerca de lo que quiero en un futuro, quiero ser la mejor versión de mí misma. Quiero que se sientan orgullosos de mí y disfrutemos de nuestra felicidad juntos, pero para ello tengo que hacer que estas nubes que se han instalado en mi cabeza se disipen para siempre. Lo necesito, por mí y por todas y cada una de las personas que me importan de verdad.


sábado, 4 de enero de 2020

...

Cansada de mi idas y venidas. Vengo para quedarme.

Estoy aquí.

Te espero.

viernes, 3 de enero de 2020

La nueva yo.

Leo, leí y te he vuelto a leer.

Te he vuelto a encontrar en cada página, frase y letra de todos y cada uno de los libros que pasan por mis manos. Te encontré en Jude,  en caótica, con Elvira, te encontré en Alejandro, en Gabriel y por supuesto también en Álvaro. Te imaginé conmigo en cada una de sus historias y que podrían haber sido la nuestra pero no conseguí eliminar aquellos fantasmas que sabía que me seguían.

Un año más ha pasado y empiezo un 2020 de nuevo decidida a cambiar por fin. 2019 me ha enseñado muchísimas cosas, presumo de aprender rápido pero no es bueno aprenderse a alguien de forma rápida. Por eso después de haberte encontrado en mi mente, en mis escritos y en los libros desde el día de nuestra despedida, hoy me doy cuenta de que he conseguido aprenderte despacio cuando no estabas a mi lado. Podría haberlo hecho mejor y habernos aprendido juntos, como un día soñamos. El problema ha sido que no me conocía a mi misma y que he tenido que cuidarme a mi y descuidarte a tí para poder conocerme y saber qué es lo que quiero para mi vida. Sabía que eras bueno para mí pero eso no me servía cuando yo sabía que no era buena para tí. El fin no justifica los medios. Ni lo hace después de tanto daño que te he provocado.

Una de las personas más importantes de mi vida, (si no la que más), me ha dicho que le parece bien lo que has decidido. No verme, queriendo o no, has decidido no verme y a ella le parece bien. Es increíble el cariño que te sigue teniendo después de tanto tiempo. Cada vez que hablo de tí no para de recordarme aquel día que viniste a sorprenderme, me despertó y me sacó de la cama con muchísima ilusión y no fui capaz de reconocer todo lo que me estabas dando y cogerlo para mí. Perdóname. Espero que algún día puedas hacerlo. 
Últimamente hablo mucho de tí con ella y el brillo en los ojos que le da al recordarle todas las cosas que pasé contigo solo lo he visto yo y mis hermanas en los momentos que sabe que estamos felices. Ella que ha dado su vida por la nuestra, hoy me dice que espere y que te de tiempo, que no fuerce nada, que si eres para mí lo serás.

Como perfectamente sabes que no me caracterizo por eso de ser paciente, hace un par de días de nuevo me acerqué a tí para ver si por casualidad aunque sea te apetecería tomar algo conmigo. Me da igual el tiempo que sea, con verte, que me cuentes como estás más allá de lo típico y contarte todo esto que me ronda la cabeza y no se como expresar, me conformo. Entiendo tu decisión, pero quiero que recuerdes que te espero. Como tú me dijiste un día que no te ibas, la que necesitó irse para conocerse fui yo. Pero ahora estoy aquí de nuevo mejor que nunca, liberada, segura y dispuesta a romper todas y cada una de las pompas que creé en su momento y que no fueron nada bueno para mí. Lo cual tendría que haberlo hecho siempre que me advertiste. Como ya he dicho, debí hacerte caso desde el primer momento porque solo querías lo mejor para mí y yo no fui capaz de darme cuenta de que lo mejor lo tenía conmigo, y por descuidarte te perdí. Por todo el daño que he causado, este año va a ser diferente. Poco a poco aunque no sea posible me gustaría arreglar todos y cada uno de los errores que cometí en su momento y no estoy dispuesta a perder a alguien que me importa por no haber sido lo suficientemente sincera, se acabaron las evasiones, los silencios y el pensar en voz baja. A partir de hoy voy a ser quien quiero ser, la mejor versión de mí misma. Si quieres, te lo muestro. 

Estoy aquí y voy a seguir estándolo, ya tenga que esperar lo que tenga que esperar. Sigo aquí. 

Te espero.