domingo, 4 de octubre de 2020
¿Se puede vivir de los sueños?
domingo, 13 de septiembre de 2020
Sueños imposibles.
Te escribo de nuevo cada vez que te recuerdo, cada vez que te sueño por si vuelves y me lees. Por si me recuerdas y vuelves.
Necesito volver a soñar.
Por favor, escucha.
viernes, 4 de septiembre de 2020
martes, 25 de agosto de 2020
Sí, pero no.
Cuando parece que te tengo entre mis brazos, te esfumas, como siempre.
Desapareces como la felicidad que rozas, pero nunca es suficiente y se desvanece.
Igual que cuando éramos pequeños y salíamos al parque a jugar, nunca queríamos que aquel momento terminara, pero siempre llegaba el momento de la despedida para más tarde sorprendernos con un reencuentro.
Eso me pasa a mí contigo. Estás, me haces sentir que he encontrado el lugar al que pertenezco, me haces ver que he llegado al sitio que tanto tiempo llevo buscando; pero tras ese hermoso momento, siempre llega la despedida. Esa amarga despedida que nos pone los pies en la tierra como enseñándonos que todo era una gran mentira. Simplemente un efímero momento que como siempre, termina. No nos da un atisbo de esperanza de que vaya a volver, porque cuando crees que lo tienes, siempre escapa.
Eso me pasa a mí contigo, amor. Pones a alguien en mi camino que en poco tiempo se convierte en alguien importante para mí, pero nunca se descifrar tus señales para saber si es para mí o no, si pertenezco a ese lugar o si vas a llevarme de vuelta al punto de partida.
Me dañas. Cuando admito que parece que he llegado a un punto de inflexión entre tú y yo, cuando parece que te tengo cerca, que casi puedo rozarte, cuando casi la felicidad nos acompaña, te desvaneces y ella contigo. Desapareces como si nada tuviera sentido, como si no mereciera la pena esforzarse por algo que me cala tan dentro, aunque después de todo él piense que no.
Me despistas. ¿Cómo sabré si eres real? ¿cuándo sabré si estoy a tu lado o no? Las personas realmente importantes para mí dicen que apareces y que sabré que estás, que puedes tambalearte, pero que cuando llegas, eres el definitivo y nunca habrá más. ¿Es así amor? ¿cómo sabré si esas palabras son ciertas? Solo he descubierto un sentido de tu significado, pero no he descubierto el sentido que siempre hay en alguna de esas películas antiguas, con las que tantas veces he soñado. Cada vez que me reflejo en alguien me descubro imaginando qué sería de mí sintiéndome así.
¿Significa esta reflexión que aún no has llegado a mí? No sé si es más difícil entender a las mujeres o los hombres, pero lo que sí he experimentado en mis propias carnes es el hecho de entenderse a uno mismo, de conocerse, de saber lo que se quiere en tu propia vida y lo que no tolerarías nunca. Lo más jodido de todo ha sido mirarme en el espejo y reconocer un rostro que no encaja con la personalidad que creía reconocer, porque no hay personalidad definida. Esta es mi opinión, pero tengo personas a mi alrededor, que por alguna razón no se alejan de mí y en este caso me hace pensar que algo estaré haciendo bien. Definida o no, siempre he intentado mostrarme tal y como soy, lo que me nace, eso soy. Sin saber si es lo correcto sigo caminando y viendo lo que aparece ante mis ojos.
Personas, libros, experiencias, cada una de estas palabras guarda un mundo como significado, puedes decidir adentrarte en cada una de ellas o simplemente sobrevolarlas sin dejar rastro. ¿Te merece la pena? ¿Merece la pena ver a alguien que pasa por tu vida y no conocerlo? ¿Crees que la merece leer algo sin aprender de ello? ¿Y vivir una experiencia sin que signifique nada para tí, sin que encuentres aquello que tiene que te puede cambiar la vida? Para bien o para mal, cada cosa en nuestra vida nos influye para seguir un camino u otro, pero amor, intento encontrar el tuyo y parece que todavía no he entendido que hasta que tú no quieras mostrármelo no seré capaz de encontrarte.
lunes, 20 de abril de 2020
Amistad.
sábado, 18 de abril de 2020
Me niego.
[Borrador 18/04/2020]
Cierro los ojos y te veo allí, en mi sitio favorito, con mi flor favorita y un sobre el cual te había llevado a hacer cosas que nadie había hecho por mí antes.
Recuerdo perfectamente que llevabas el pelo un poco más largo que la última vez que te vi, pero lo que no había cambiado era tu mirada. Me mirabas de esa manera tan especial, como siempre, con la cabeza ladeada y el brillo en los ojos de la emoción.
Recuerdo que estaba en casa de mis amigas aquel día, me llamaste diciéndome que creías que te habías dejado las llaves en mi azotea la última vez que fuimos (en esa época íbamos bastante), y que necesitabas que fuera a ver si las veía. Eso incluía subir por las escaleras. Obviamente jamás pensé que pudiera ser una sorpresa, con lo poco que a mi me gustan...
Subí aquellos cuatro pisos con la emoción en el pecho y el corazón latiéndome más rápido que nunca. Leí cada uno de aquellos posits, que todavía guardo en la caja de nuestros recuerdos, cada uno recitaba una canción. Conforme subía más ganas tenía de que se parase el tiempo y que aquel momento no acabara nunca. Me sentía feliz, aquel día fui feliz.
El que mejor recuerdo es el último, "I'll love you for a thousand more". Nuestra canción, tú y yo, aquel nosotros que tan feliz nos hizo.
Tras releerlo y perder la cuenta de nuevo de las veces que lo leí, abrí la puerta y te ví con esa rosa en la mano, tu sonrisa y con un simple "Felices 17, ricitos" te quise un poquito más.
Te besé y ahora no sé en qué momento se me ocurrió parar de hacerlo.
Por eso cuando cierro los ojos te veo en el mismo lugar (aunque ya no estés), con la misma mirada (aunque ya no me mires así), con el mismo valor que tenías en aquel momento el cual se que conservas y simplemente te extraño. Extraño tu olor, extraño como mis manos se perdían debajo de tu camiseta y llenaban tu espalda de caricias. Esa espalda... tu espalda, puede contar historias hermosas que sólo tú y yo sabemos.
Recuerdo aquella ducha juntos, cuando comencé a escribir palabras en ella para que las adivinaras. Tú me decías que eras malísimo con esos juegos y yo que lo intentaras, que sabía que podías hacerlo. Cuando adivinaste un par de ellas y la segunda fue una declaración de amor simplemente te giraste, me miraste, cogiste entre tus manos mi cara y me dijiste, te quiero nena. Después solo alcanzo recordar besos de amor que jamás se van a borrar de mi memoria.
Qué pena no haber sabido apoyarte mejor todo este tiempo.
lunes, 13 de abril de 2020
domingo, 5 de abril de 2020
¿Cómo?
lunes, 13 de enero de 2020
Rutina.
Llevo ya año y medio aquí y cada vuelta desde casa es más difícil. No me gustan las despedidas, siempre lo he dicho, pero las despedidas con mi familia es lo que peor me hace sentir. Pensar que puede ser la última vez que vea a una de las mujeres de mis ojos aunque no quiera ni imaginármelo... duele. Despedir a los pilares de mi vida, sin ellos no estaría donde estoy hoy ni física, ni mental, ni emocionalmente. Gracias a ellos me hago un poquito más fuerte, pero yo no sabía que el proceso era tan duro. El salir de la zona de confort se hace más difícil de lo que pensaba.
Si de mí dependiera hubiera parado el tiempo en Córdoba, aquel maravilloso año donde me sentí tan plena. Aquellos momentos en los que no me sentía sola si tenía a alguien al lado. Sé que estos años me van a hacer crecer como persona y ya lo están haciendo, pero el simple hecho de sentirme así me hunde un poquito más.
El escribir me ayuda a que parezca menos, igual que eso que dicen que si decimos los problemas en voz alta parecen menos problemas, así. Aún así esto no me acerca a casa, ni a los abrazos de mi madre, ni a los besos de mi padre, ni a los ladridos de Georgia.
Les debo a todos y cada uno de ellos toda mi felicidad y ninguna de mis penas. Son ellos los que me sacan de estos pozos que creo yo solita. Son ellos por los que soy fuerte y me mantengo en pie. Siempre hay alguien que tiene más problemas que uno mismo, enfermedades, pérdidas de seres queridos, falta de recursos... Tengo la suerte de por ahora, no haber vivido demasiados. Mi familia me ha abierto todos y cada uno de los caminos que hoy tengo para escoger. Desde bailar hasta convertirme en veterinaria. Cada uno de los granos de arena que forman parte de la montaña donde hoy me encuentro la han labrado ellos junto a mí. Para que siempre obtenga lo mejor.
Después de unas maravillosas navidades me doy cuenta de que tengo mucho que valorar, tengo muchísima suerte de tenerlos cerca, de que seamos una familia tan unida y nos apoyemos en cada paso que damos. Aunque esto no signifique que lo hagamos todo bien. La perfección está en eso, supongo, en saber rectificar y reconocer los errores. Yo he cometido muchísimos y uno de ellos es no haberlos valorado cuando he tenido que hacerlo, pero hoy en día me doy cuenta de que son lo único que importa. Como dice mi madre, importancia a lo importante.
Estamos de paso en la vida, que hoy estamos aquí y mañana no lo sé, pero pase el tiempo que pase lucharé por lo que quiero para mí, para los míos y para mi familia. Quiero crecer cada día para estar un pasito más cerca de lo que quiero en un futuro, quiero ser la mejor versión de mí misma. Quiero que se sientan orgullosos de mí y disfrutemos de nuestra felicidad juntos, pero para ello tengo que hacer que estas nubes que se han instalado en mi cabeza se disipen para siempre. Lo necesito, por mí y por todas y cada una de las personas que me importan de verdad.