Nunca he dejado de escribir, ¿sabes?
Supongo que es lo que me hacía pensar que te tenía un poquito más cerca, o suponía que nos unía un poquito más. Nos han unido muchas cosas, pero la poesía fue una de ellas. Para mí lo sigue siendo.
Cada vez que leo, escribo, o escucho algo que me hace pensar en tí me siento en casa. Es como si volvieras a darme esos abrazos tuyos por la espalda, poder oler tu cuello, como si pudiera apoyarme en tu pecho y escuchar el latido de tu corazón, es como si estuviéramos viendo esa película que tanto te gusta en el sofá y termine dormida a tu lado, como siempre.
Me quedan tantas cosas que decirte que he perdido la cuenta de las veces que te he hablado sin que me escuches, que te he escrito sin que me leas y que te he sentido y deseado que me sientas.
He perdido la cuenta de las veces que he buscado esa X, o leído la X del tesoro, volviendo a recordarme que tenía que mover ficha, que estaba buscando algo que tenía frente a mis ojos, en mis manos, en nuestro abrazo, beso, caricia, aliento, palabra... Te tenía y te hice desaparecer.
Me gusta pensar que he cambiado. Me gusta pensar que no soy esa niña caprichosa que no sabe lo que quiere, supongo que el tiempo y las experiencias te hacen valorar lo que tienes aquí y ahora porque quién sabe si mañana estarán o no. Vuelvo a tí cada noche, en mis libros, en mis canciones y en mis pensamientos para no olvidarte, contando con que lo he intentado y no soy capaz de hacerlo. He descrito en mi mente una y otra vez cuando llegue (si llega) nuestro próximo encuentro.
Madre mía, cuantas fantasías tengo en la cabeza.
He descartado el encuentro fortuito de cruzarnos por la calle, chocar y que me ayudes a recoger papeles o libros que llevaría en la mano. (Peliculera).
He descartado estar alrededor de tu casa hasta que salgas y "por casualidad" encontrarte. (Creepy).
He descartado hacer como que te llamo por equivocación y decirte que me he equivocado de número pero oye, cuéntame como estás ya que estamos, ¿no?
Soy totalmente de cuentos de hadas, hasta con 22 años no he podido quitármelos de encima, pero qué le hago, me encanta soñar (al menos eso es gratis).
He soñado tanto contigo, con nosotros, que ojalá ahora tuviera esa oportunidad que tanto he estado esperando.
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